Riqueza minera de Bolivia está muy bien guardada

Ya es tiempo de sacarla bajo tierra y exportarla. Es urgente definir una nueva política sectorial. Debe disponerse un plan de enorme inversión

La existencia de nuestros principales recursos naturales, el petróleo (gas) y los minerales, tiene que preocupar a las autoridades de Gobierno, a las del proceso de sucesión constitucional, las que actualmente se debaten en medio de fuertes restricciones, resultado del despilfarro en más de una década pasada, pero además de un expreso entrabamiento en la aprobación de créditos externos y una serie de obstáculos para el manejo de los recursos financieros, de modo que se pueda enfrentar al coronavirus, por una parte en defensa de la salud de los bolivianos y por otra se impulsen planes productivos, mineros, petroleros, agro ganaderos y en especial los que son necesarios a la pequeña y mediana industria que están sufriendo la parte más dura en el control de virus chino, que llegó con la pandemia mundial.

Para analistas de la situación, el hecho es que en la explotación de nuestra riqueza natural – no renovable - en el tiempo actual de pandemia, las circunstancias operativas se tornan muy difíciles, tomando en cuenta la obligación de cuidar sobre todas las cosas, la salud, la vida de miles de bolivianos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes que están precisamente en el margen de prestar sus servicios para impulsar el desarrollo nacional y no pueden hacerlo por las medidas de previsión al cuidado de la salud.

En una visión del país, por supuesto que no podemos sentirnos tranquilos sabiendo que existe un paulatino agotamiento de alguno de nuestros recursos naturales, tal el caso del gas y otros, como las maderas, cuya sostenibilidad se hace cada vez más difícil, especialmente en este largo periodo de la pandemia que altera los modos productivos, en el rubro de la agro industria, incluyendo la producción cárnica, que de momento constituye un sostén a la economía del oriente boliviano.


Falta de garantías

No sucede lo mismo en la zona de los valles y peor aún en el occidente del país donde la riqueza natural, esencialmente es la minera, y con yacimientos que siguen produciendo desde hace algunos años, porque en el último tiempo no se ha producido ninguna inversión, pues no han cambiado las condiciones reinantes en un clima de incertidumbre, por falta de seguridad y garantías para posibles inversiones, como las que se ejecutan frecuentemente en países vecinos, casos del Perú, Chile o la Argentina. En el nuestro no se avanzó en absoluto en actualizar la Ley Minera que después de seis años de su promulgación no tiene reglamento y tampoco una regulación tributaria para respaldar las operaciones mineras.

Todo el tiempo pasado, hasta la huída de gobernantes y algunos de sus ministros, como el de minería, sirvió para un intenso movimiento discursivo, con mucha teoría y sin planes específicos, con ofertas de gobiernos y empresas, que no pasaron de la etapa de consultas, de las que una alemana, llegó a concretar un acuerdo en el proyecto del litio, que se esfumó en menos de un año, sin haberse desarrollado el plan de inversión y menos el de producción.

Sin proyectos ni inversión

Lo que sucede en la práctica, es que al no existir proyectos concretos para la renovación de los viejos y agotados yacimientos, no hay ninguna presión concreta para la obtención y el uso de financiamientos que deberían ser asignados por el Estado o que facilite con medidas concretas, la inversión de capitales nacionales y/o extranjeros, específicamente para prospección y exploración minera.


Hay importantes estudios que recuerdan la existencia de ricos yacimientos mineros en el territorio nacional, lo que ratifica su condición de país minero, aunque esa actividad hubiera declinado sustancialmente en el tiempo próximo pasado. En base a los datos existentes es posible encarar proyectos de prospección y exploración para determinar su importancia y establecer la cuantía aproximada de inversión, determinando además el tiempo de su preparación y futura explotación. Faltan decisiones técnicas y de manera especial, aprobación de suficiente presupuesto para ejecutar extracción de minerales en yacimientos plenamente identificados.

La minería chica

Algunos empresarios privados de la “minería chica”, han estado reclamando atención para ese sector considerando que se trata de uno de los más importantes, después de la minería mediana, al mantener vigente trabajos de exploración y sostener además el desarrollo de tareas mineras que permiten la comercialización de importantes volúmenes de concentrados logrados con el trabajo de centenares de trabajadores mineros, ubicados en campamentos adecuados con servicios esenciales para el bienestar de muchas familias.

Al cerrar el mes de junio, de manera específica, el ministro de minería se refirió al caso de la “minería chica”, que en realidad podría agrandarse y disponer mayores beneficios colectivos, si se concretaran inversiones que faciliten el desarrollo de proyectos identificados, ubicados y esperando la consolidación de financiamiento para su desarrollo.

La autoridad ministerial aseguró que desde el Gobierno se dispondrán recursos para ese sector, toda vez que, de propia iniciativa y con recursos muy limitados han logrado avances sustanciales en la identificación de yacimientos, con posibilidades de asegurar operaciones de rentabilidad minera, siempre que se dispongan planes de incentivo financiero para el sector de la minería chica.

Se posibilitará que una entidad de fomento minero haga posible la canalización de recursos financieros para impulsar a la brevedad, la otorgación de recursos que demanda el sector (minero chico) para completar iniciativas técnicas y operativas en renovados yacimientos mineros.

El ministro de minería, dejó entrever que en un tiempo relativamente corto se dispondrá de los recursos necesarios en el ámbito minero, para financiar programas de prospección y exploración, pero al mismo tiempo de apoyo al sector de cooperativas mineras que tienen labores en desarrollo productivo. Un punto aparte marcará seguramente, la aplicación de correctivos en las actividades de la minería estatal necesitada también de importante apoyo financiero para diversificar y asegurar la producción en los todavía rendidores yacimientos “tradicionales”.

FUENTE La Patria


Comentarios