Nos acabamos de enterar de que el Presidente Evo se ha puesto de acuerdo con las cooperativas mineras en modificar la Ley 845 para que dichas cooperativas puedan explotar áreas protegidas, reservas forestales, cabeceras de cuencas fluviales y Tierras Comunitarios de Origen (TCO). ¿Se puede entender que el mismo Presidente que sorprendió al mundo con su afirmación de que “los derechos de la Madre Tierra son más importantes que los derechos humanos” ahora se dedique sistemáticamente a liquidar a la Madre Tierra y a ignorar sus derechos?
Ya la Ley de Minería que promulgó el actual gobierno era la peor ley minera de nuestra historia (Simón Patiño habría estado chocho con ella), ya que no sólo abre excesivos espacios para la exploración y explotación de minerales, sino que además les reconoce derecho prioritario al uso del agua (de ahí el desecamiento del lago Poopó, por mencionar sólo un ejemplo) y les cobra impuestos ridículos (7% a las empresas formales, incluidas las transnacionales, y el 1,5% a esas empresas de capitalismo salvaje que utilizan el nombre de “cooperativas”). ¡O sea que el país se desangra y apenas recibe a cambio una suerte de limosna!
Todo eso ya era incompatible con el “proceso de cambio” y con la Constitución vigente, pero ahora el golpe a la Constitución será mucho más duro, ya que la modificación de la Ley 845 entregará a las supuestas cooperativas nada menos que las áreas protegidas, las reservas forestales y las cabeceras de cuencas (chau Madre Tierra), y les entregará incluso las TCO (chau pueblos indígenas, y, por tanto, chau Estado Plurinacional).
Con todo esto además se pretende legalizar los abusos ya cometidos, como la presencia de empresas mineras nada menos que en todo el Illimani, o la concesión de Mallku Khota a la Canadian Silver (a la que ahora tenemos que indemnizar con más de 18 millones de dólares).
¿Qué le pasa a nuestro Presidente? Se explica (no se justifica pero se explica) que no pueda sustraerse a las exigencias insostenibles de sus bases cocaleras (como ocurre en el TIPNIS), pero no se explica que no pueda sustraerse a los intereses antinacionales de las cooperativas mineras (que en su momento no vacilaron en asesinar a un viceministro). ¿Es tan grande, compañero Presidente, la angustia por conseguir más electores para el 2019?
Es cierto que el tema no es nuevo. Ya hubo denuncias (de los propios cooperativistas mineros) contra la presencia de 20 empresas (chinas y colombianas) que operaban con maquinaria pesada en Apolo, Teoponte, Palos Blancos y Rurrenabaque para extraer oro ilegal, que por lo visto sale de contra bando al Perú.
Y el propio Vicepresidente exigió en su momento a esos aventureros delincuentes que regularicen su situación y paguen impuestos; pero ahí el Vicepresidente estaba apoyando a los cooperativistas denunciantes, mientras que con este proyecto de modificación de la ley los beneficiados serán los propios cooperativistas.
Por lo demás, se sabe que el Servicio de Migración ha registrado a más de 28.000 ciudadanos chinos, de los que sólo 150 tienen visa de trabajo, mientras los demás la tienen de “turistas”… Por tanto, cabe sospechar que no sólo se trata de contentar a los cooperativistas (futuros electores), sino también a las empresas chinas (lo que inevitablemente nos recuerda a la famosa CAMC y a la no menos famosa Gabriela Zapata).
No es serio que nuestro Presidente tenga un discurso para el nivel internacional –Evo sigue proclamando la superioridad de los derechos de la Madre Tierra– y una práctica interna totalmente opuesta a ese discurso: destrucción de parques nacionales, y áreas protegidas, megarrepresas hidroeléctricas a costa de zonas selváticas y de sus habitantes, deforestación creciente para la producción de transgénicos, agotamiento de acuíferos, y una explotación cada vez más salvaje de nuestros recursos minerales para beneficio de empresas extranjeras y de empresarios salvajes disfrazados de cooperativistas…
¿Era ése el cambio por el que votamos? ¡Personalmente creo que no!
Escrito por Rafael Puente
FUENTE Página Siete
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