La minería debe funcionar sin contaminación política

Quién creyera, pero se da el caso que la contaminación más perjudicial en la actividad minera, es la política. Sindicatos que han sido copados por un partido oficialista, comprometiendo apoyo de las bases para ciertos dirigentes y candidatos, con retribuciones especiales que cambiaron el sentido propio de la acción sindical, por otra partidaria, militante y obsecuente favoreciendo con servicios especiales a contados dirigentes que llegaron hasta los curules parlamentarios, logrando importantes ingresos personales que en ningún caso fueron compartidos al interior de los organismos laborales y mucho menos en instancias personales.

Cooperativistas mineros, aprovecharon coyunturalmente las opciones políticas y arrancaron del Ejecutivo algunas medidas para salvar instancias incluso de tipo legal, luego de envolver a muchos trabajadores en situaciones de extrema violencia, como una ocurrida en enfrentamientos que acabaron con la vida de una autoridad ejecutiva.

Otras situaciones en las que aparecen los dirigentes mineros comprometidos políticamente, son parte de sobornos institucionales, con dineros del Estado para la construcción de sedes sociales, hoteles y cines para “los trabajadores mineros”, una mayoría que apenas conocen esas dependencias que no les sirven para nada y que incluso no pueden administrarse adecuadamente para obtener beneficios por una línea de correcta producción de utilidades.




Los trabajadores de base en más de una oportunidad han mostrado desacuerdo y enfado con sus dirigentes que gozando de los cargos políticos aprovechaban la situación, olvidando sus compromisos y promesas con las bases y sus instituciones. Políticamente no se mejoró en absoluto la situación de los mineros, tampoco de sus organismos sindicales. Las propiedades que se dispusieron para las organizaciones sindicales mineras, construidas o compradas con recursos del Estado, por lo mismo de todos los bolivianos, son en la actualidad “elefantes blancos” o negocios manejados irregularmente, pero en términos generales, muy lejos de configurar una ayuda estratégica y social para los mineros asalariados.

Está visto entonces que como lo reconocen algunos dirigentes sindicales de la minería, los compromisos políticos sólo han servido a contados dirigentes y estos han comprometido sus instituciones para “compensar” dádivas y dietas que se escondieron en cargadas billeteras de contados y afanosos dirigentes mineros, que según un exdirigente de la COB, que comenzó en las filas de Huanuni, recordó recientemente que “la conciencia sindical es más fuerte que los compromisos partidarios” y que ha llegado el tiempo para que los dirigentes mineros políticos rindan cuentas “o se atengan a las consecuencias”.

Salvando algunos compromisos de un contado grupo de sindicalistas mineros, la mayoría, sustentada por los trabajadores de base, están empeñados en recuperar la democracia y el libre sindicalismo, sin política contaminante.



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