Fabriles calculan 10 mil retiros y miles de empleos están en riesgo

En firmas como Altifibers quedaron fuera 200 personas; en Imba ,80; en Sendex, 160; en Vidrio Lux, 160, y en hotelería y turismo hay 2.000 empresas paradas.

En medio de la pandemia, cada día las oficinas del Ministerio de Trabajo en La Paz y en el interior del país amanecen con largas filas de personas  que quieren denunciar despidos o exigir la liquidación de salarios. En los últimos tres meses se calcula que al menos 10.000 trabajadores perdieron sus empleos en el eje del país y se advierte que  están en riesgo otros miles.

Uno de los primeros casos fue el de la empresa Altifibers que, por el cierre de mercados, anunció la suspensión indefinida de operaciones y dejó en la calle a unos 200 trabajadores.

El asesor legal de la Confederación de Trabajadores Fabriles de Bolivia, Marcelo Inchausti, estimó que sólo en el eje central del país hay más de 10.000 despidos. “En  el  eje central son filas interminables en el Ministerio de Trabajo y sus oficinas, muchos con quejas por despidos y cálculo de beneficios sociales. Yo fácilmente estimo  que hay 10.000 despidos hasta ahora, entre administrativos y obreros”, precisó.

Explicó que en  la empresa Sendex, industrializadora de hilos de lana,  se despidieron a unos  160 trabajadores;  en Prosil, dedicada a la fabricación de plantillas para zapatos, hay otros 120; en Vidrio Lux, 160;  en Imba, 80, y en Minera Paitití hay 100 mineros retirados. “Sólo entre esas empresas y Altifibers se cuentan como 1.000 trabajadores despedidos de manera injustificada e ilegal, incluyendo personal administrativo”, subrayó Inchausti.




En el sitio de Noticias Obreras se reportó el despido de 40 obreros  en Duralit,  85 en supermercados Fidalga y los fabriles informaron de  otros 45 en  Bolivian Timberland; asimismo,   85  en San Gabriel y en el Hotel los Tajibos se denunció 150 despidos.   

El presidente de la Cámara Boliviana Hotelera, Luis Ampuero, informó que por las restricciones están cerradas 2.000 empresas vinculadas al sector hotelero, agencias de viaje y turismo con el consiguiente impacto en unos 100 mil empleos directos e indirectos. “En hotelería formal son 6.000 empleos, pero  con agencias de viaje, operadores de turismo se puede llegar a unos  30.000  a 100 mil empleos, unos 30.000 serían formales y el resto indirectos”, puntualizó.

Añadió que el grueso de hoteles de cinco estrellas está paralizado, nadie realiza reservas y los costos de energía y otros servicios básicos continúan cobrándose. “La legislación  reconoce el derecho a trabajo y no se puede despedir a nadie, pero cómo aguantas tres meses sin ingresos, 30 a 40% de lo que se  recibe es para pagar salarios, entiendo que una gran cantidad está llegando a acuerdos para vacaciones adelantadas”, puntualizó.

 La Confederación de Empresarios Privados (CEPB), informó que la situación del sector es grave por la falta de liquidez de la gran mayoría de empresas y  hay dificultades para pagar salarios, impuestos. “Después de tres meses de parálisis, la situación de una gran cantidad de empresas medianas, grandes ya es insostenible. Hay muchas empresas pequeñas que ya no tienen oportunidad de reactivarse”.

 Según la CEPB, hay varias empresas industriales de Cochabamba y La Paz que  cerraron operaciones. “Hace algunas semanas se supo que 600 unidades del sector avícola ya se declararon en situación similar; más de 400 agencias de viaje y 2.000 empresas del sector hotelero anunciaron su imposibilidad de continuar operando”, anotó.

Para la Confederación no hay empresas ni sectores que no hayan sido perjudicados, por lo que los créditos disponibles para cancelar salarios no alcanzan para enfrentar el problema. “En relación al tema de la afectación sobre los empleos, un informe que publicó el BID en abril pasado, señalaba que la pérdida de empleos en el sector formal en Bolivia, puede ir desde el 3% hasta el 9.7%, dependiendo de la duración y la intensidad de la crisis sanitaria”, puntualizó la CEPB.

Un estudio de la Cámara de Industria revela que el 93% de las industrias en el país prevén una caída severa de sus ingresos.

  La Cámara de Comercio estimó una pérdida de 400 millones de dólares en los 70 días de cuarentena; el sector turismo está al borde del colapso y esto incluye a operadoras, agencias, hoteles, restaurantes y otros; los exportadores de castaña declararon “desastre económico y social”. El sector de la construcción no arranca y el Estado le adeuda 2 mil millones de bolivianos.




Desocupados   pasan a las  filas de sector no asalariado

La directora del Instituto de Estudios Avanzado en Desarollo (Inesad), Beatriz Muriel advierte que producto de la crisis provocada por la pandemia aumenta el desempleo y más trabajadores asalariados han comenzado a pasar a engrosar  filas de los no asalariados.

 Además, en muchas fuentes de empleo formal se aplican medidas de reducción de la jornada laboral y la compensación de los días no trabajados por la cuarentena con vacaciones.


En el caso de los trabajadores no asalariados se percibe tanto una reducción de las horas laborales de trabajo como un cambio de la actividad económica.

 En los meses de cuarentena, por ejemplo, el número de vendedores de alimentos en las zonas urbanas aumentó de manera notoria, añadió.

 La tasa de crecimiento del IGAE (Índice Global de Actividad Económica) muestra ya una tasa de crecimiento negativa de -2,6% entre marzo de 2020 y marzo de 2019. 

En ese sentido, los sectores donde hay más  problemas de empleo es en minería, industrias manufactureras (menos alimentos, bebidas y tabaco), construcción, transporte y almacenamiento que son los más afectados. A esto cabe adicionar hoteles y restaurantes (que no se encuentra desagregado) y el sector transversal de turismo.

Sin embargo, Muriel observa que  en medio de esta crisis de salud, una noticia algo alentadora es que la agropecuaria -sobre todo la producción -será menos afectada que otras actividades económicas. Este sector es importante porque concentra alrededor del 30% de la población ocupada, cerca al 50% de los trabajadores pobres y algo menos del 70% de aquellos extremadamente pobres (de acuerdo a la base de datos de la última encuesta de hogares).



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