Hay que partir del hecho importante que reconoce a Bolivia como el país que posee el mayor desierto de sal en el mundo, con más de 10 mil kilómetros cuadrados (km2) de extensión y con localización en el sudoeste de Bolivia a 3.700 metros sobre el nivel del mar y comprende además dos departamentos, con mayor extensión en Potosí, donde se ubica el salar de Uyuni y en el distrito de Oruro donde ubica el salar de Coipasa. Toda esa reserva determina que sea cuantificada como la más importante a nivel internacional y por lo mismo como la reserva estratégica de litio en el triángulo inferior de Sudamérica.
La presentación por supuesto que es llamativa y ha generado un inusitado interés de más de una decena de empresas en pos de alcanzar el mayor acercamiento empresarial y financiero para desarrollar la extracción e industrialización de los recursos evaporíticos de los salares bolivianos.
La empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), recibieron desde finales del 2016, propuestas provenientes de Alemania, China, Australia, Canadá, Reino Unido, Rusia, Suecia y Suiza, todas interesadas en formalizar una alianza estratégica para encarar el negocio del litio. En las negociaciones preliminares y de manera general, se expuso la condición del gobierno boliviano para tener un 51 % de participación (mayoritaria) en cualquier alternativa de asociación.
Recordamos que en ese tiempo de las grandes ofertas, ejecutivos de YLB, anticiparon que la inversión nacional estaría fluctuando en los 4 mil millones de dólares, una suma astronómica, que "corrió" a algunos interesados, pero no a otros que insistieron en su interés de conformar sociedades, incluyendo en su oferta capacidad tecnológica, garantizando un mercado abierto para la producción de sales y baterías de litio, fabricadas en el país.
En los hechos, no hay nada concreto en materia de producción industrial utilizando el litio. Entre los acuerdos por supuesto que uno de los que más avanzó fue el que se suscribió con la ACI Systems, que proponía instalar una planta de hidróxido de litio de 40 mil toneladas por año, pasar por el uso de materiales catódicos y llegar a fabricar las baterías de litio, pero el 2019, fue anulado el contrato con la ACI y al presente, ejecutivos de la firma alemana insisten en restablecer relaciones, existiendo de por medio una fuerte inversión que la empresa germana no puede dejarla postergada.
Otro acuerdo que firmado con el consorcio chino Xinjiang TBEA grup debería dedicarse a la industrialización de los salares de Pasto Grande en el sudeste de Potosí y el salar de Coipasa en Oruro, donde se instalaría otra planta para obtener sulfato de potasio con una proyección de 450 toneladas año, por otra parte 60 mil toneladas año de hidróxido de litio y cantidades similares de ácido bórico, bromo puro y hasta 10 mil toneladas año de bromuro de sodio, asegurándose que existe "amplio mercado internacional para esos productos", por lo que se considera un proyecto estratégico que deberá rendir utilidades para compensar la inoperancia productiva minera en Oruro. Ese proyecto se considera viable y autoridades como ejecutivos de organizaciones orureñas, están pendientes del inicio operativo en Coipasa, considerando que "ya es suficiente tiempo de espera" para un proyecto que debería estar en plena producción.
Como se observa, YLB apuntó su apuesta por China y Alemania, sin embargo después de los cambios de ministros y los hechos políticos, más la llegada de la pandemia del coronavirus, no se sabe nada oficial, de la suerte de los varios proyectos que se emplazaron en los salares de Uyuni y Coipasa. La ciudadanía de los distritos de Potosí y Oruro, anticiparon un justificado estado de emergencia.
FUENTE La Patria
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