Minería improductiva favorece al comercio

Este es el fenómeno que desde hace años se mueve en Oruro con marcada inversión privada, lamentablemente en el rubro predominante del contrabando que constituye una actividad ilegal, pero que se convirtió en el factor más dinámico de la economía regional, generando cientos de empleos, aunque en el orden informal, con la gran contrariedad de eficiencia al constituir el sector reconocido como el mayor evasor de impuestos.


Aún así para los sectores productivos menores, caso de las manufacturas, las pequeñas y medianas industrias, el movimiento que produce el comercio informal sirve para motivar ciertos sistemas productivos, que vueltas más o menos, se confunden en el mercado abierto que es parte importante de la economía regional. El comercio mantiene la economía orureña, y así lo reconocen las autoridades departamentales que no hacen mucho por cambiar este cuadro, que en realidad como lo ratifican es "patrón" en el movimiento comercial.

Hay que señalar que la producción minera en los buenos años, constituyó el sostén no sólo de la economía regional, también impulso el desarrollo de otras regiones, por lo mismo, esa era la vena más importante por la que circulaba una gran cantidad de recursos económicos que sirvieron para establecer en Oruro los primeros avances del desarrollo urbano y su imitación en las demás ciudades que incipientemente se alzaban en el eje central, ahora dominante frente a la decaída actividad minera.



Casi de manera imperceptible primero y agrandándose poco a poco, la actividad del comercio ha ido sustituyendo, incluso a una buena parte de la industria local, cambiando el renglón de producción por el otro de simples revendedores de mercadería, que inundando puestos en ferias de mercados, habilitando "galerías" y tiendas de ropa, ha tomado un lugar privilegiado que evidentemente mueve mucho dinero, pero constituye al mismo tiempo el sector de mayor evasión impositiva, aunque con la mirada distraída en algunos hechos el SIN, admite ese movimiento millonario que se diluye en pequeñas contribuciones tributarias, por la tercerización del comercio. 

Mientras tanto, pese al canto de sirenas, anuncios incumplidos sobre inversiones en minería, este rubro productor que debería ser de primer orden sigue siendo parte de las letanías cívicas de Oruro, cuando se plantea a las autoridades la aprobación de políticas específicas para impulsar la minería y lo que se logra es nada más que ampliar el silencio cómplice sobre la permisibilidad de un comercio millonario, pero al mismo tiempo precario en la generación de utilidades efectivas para encarar proyectos de impacto en el desarrollo departamental y regional.

De poco han servido algunos eventos en los que se han analizado seriamente las implicaciones de invertir en proyectos mineros, tomando en cuenta que el retorno financiero de este rubro se constituye en un fuerte elemento de apoyo a la continuidad de operaciones mineras, en un círculo que debe comenzar su giro con fuerte inversión de capital privado y/o estatal, dependiendo de las condiciones que existan en materia de seguridad jurídica e incentivos para consolidar nuevos emprendimientos mineros.

FUENTE Perspectiva Minera

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