Es muy poco probable que en algún lugar del planeta exista un proyecto ‘estrella’ tan estrellado como el de la planta siderúrgica de Mutún, donde está localizada una de las mayores reservas mundiales de hierro. Es un ambicioso proyecto que va de frustración en frustración. Hace poco más de cuatro años, durante la gestión gubernamental del MAS, fue suscrito un contrato por $us 422 millones con un crédito chino del Eximbank para la ejecución del diseño, construcción, puesta en marcha y operación de la planta.
Atrás parecían haber quedado, como malos recuerdos, las experiencias con la brasileña IBX y la india Jindal Steel que, por diversas razones y circunstancias, no llegaron a buen puerto. Esta vez, la Empresa Siderúrgica Mutún (ESM) en representación del Estado boliviano y la constructora Sinosteel de China pusieron la firma, encomendándose la fiscalización a Cisdi, otra empresa china que, por lo visto, no parece haber hecho bien su trabajo. En 30 meses, la planta debía estar terminada para procesar 150 mil toneladas de acero desde 2018 y la primera tonelada de acero laminado a partir de 2019. A julio de 2020, de Mutún no ha salido ni un clavo…
Como para generar mayor inquietud, la ESM ha hecho notar que durante el anterior gobierno se abonó a la Sinosteel $us 104 millones, casi la cuarta parte del costo del proyecto con apenas un avance real del 3%, además de haberse abonado $us 6 millones por intereses y comisiones del crédito obtenido.
También refiere que el contratista chino está suspendido desde enero de este año por no haber presentado el proyecto de diseño final de ingeniería, paso imprescindible para la ejecución de la obra, y que, además, en ciertos aspectos técnicos pretende implementar tecnología “que no está autorizada ni en su propio país”. Tras rechazar las observaciones, la constructora china alega en su descargo que hace seis meses la empresa estatal no cubre una deuda de $us 45 millones por ‘compra de equipos’. Que contrariamente a lo señalado por la ESM, el avance en la planta es del 31% y que en las próximas horas se informará sobre la situación del proyecto.
Que a los bolivianos no nos vengan esta vez con ‘cuentos chinos’. Porque desde hace décadas, lo único que crece como mala hierba en torno a Mutún son compromisos incumplidos, incapacidad, malos manejos y falta de transparencia que nos generan inevitablemente un profundo sentimiento colectivo de engaño y frustración. Un nuevo traspié como el que por pelos y señales se advierte en el tantas veces postergado despegue de la industria siderúrgica en Bolivia, es inaudito.
FUENTE Reporte de Energía
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