Siguiendo por la línea del humorismo televisivo, y uno de sus personajes característicos cuándo se pide su ayuda, con la conocida frase “¿Y ahora quién podrá defendernos?”, la respuesta es del Chapulín colorado, el personaje de atuendo rojo, capucha y todo, un corazón amarillo en el pecho y la mejor buena voluntad para ayudar a quienes se lo piden.
Sólo que más allá de la broma, para bajar el dramatismo real del problema, es que en el caso de la minería no sabemos “quién podrá salvarnos”, pues ya se han hecho varios intentos en el correr de pocos meses del actual Gobierno de Sucesión Constitucional, lamentablemente sin que se inicie de manera clara y concreta un proceso de reestructuración del sector de la minería, que como se sabe quedó con su estructura deshecha tras más de una década en la que como no sucedió en otras gestiones, en varios años recientemente pasados el país recibió buenos ingresos por la exportación de sus minerales a precios muy favorables.
El problema es que no se hizo ningún ahorro financiero, no se guardó ni mínima parte de los dineros generados por la minería, de ahí que al caer paulatinamente el precio de algunos minerales, la minería comenzó a sentir el efecto de la imprevisión en el buen uso de las divisas mineras y el resultado, es visible a simple vista. No hay ni un solo emprendimiento minero de nueva data en el contexto de la minería en general.
Cuando generalizamos el asunto, es una triste y dolorosa realidad. Más de diez años sin renovación en la minería estatal, los viejos yacimientos siguen produciendo y cada año disminuye su potencialidad. En el sector minero privado, el mismo tiempo sin atender un pedido relacionado con la otorgación de “suficientes garantías” para invertir. Con una serie de hechos acontecidos en el sector de la minería, no hay ni asomo de intentar inversiones, en tanto los países vecinos, impulsan grandes proyectos mineros de altas inversiones.
Los ejecutivos de las empresas mineras del Estado, los empresarios de la minería privada, mediana y chica, los trabajadores mineros y metalurgistas en general, coinciden plenamente en requerir del actual Gobierno una medida que viabilice el engorroso trámite para obtener un “soporte financiero” extraordinario que evite el colapso de la minería y de la fundición de estaño, se trata de una real emergencia complicada con la presencia del coronavirus. Hay que salvar las deudas de la Enaf con los distritos proveedores de materia prima, de modo que no se altere la producción de concentrados, pese a las dificultades técnicas y financieras.
Sólo el Gobierno puede salvarnos en la crisis actual. Entre los ministros que pasaron se espera que el tercero salga adelante. Hay que reestructurar toda la minería nacional y consolidar un presupuesto respetable de funcionamiento.
FUENTE La Pstria
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