No hay proyectos que vislumbren cambios en la política extractivista

Cuando se hace un balance del beneficio directo de sostener una política extractivista en nuestro país, sin lugar a errores se repite que el rubro de hidrocarburos y la era del gas permitieron en la última década que nuestro Tesoro Financiero recibiera más de 35 mil millones de dólares, una cifra importante que facilitó el cumplimiento de algunas metas, especialmente sociales a través del IDH y su distribución porcentual en los nueve distritos del país, solventando una línea de bonos sociales que se mantienen y deberán tener un apropiado respaldo futuro para su sostenimiento.

Lo que no se logró en ese periodo, pese al importante ingreso de regalías petroleras y utilidades del gas, es cambiar "la matriz productiva nacional" , por lo mismo la estructura financiera interna sigue siendo dependiente del modelo extractivista, y con mayor incidencia en el rubro de hidrocarburos y el gas, pero también en menor escala gracias a otra materia prima del orden de riqueza no renovable, como la minería.

En lo que corresponde al gas, el ejecutivo de la Cámara Nacional de Comercio, advierte que "la era del gas terminó su ciclo en el país, tanto en la oferta como en la demanda" dadas las condiciones que se observan y se revisan, relacionadas directamente con los países importadores del energético, Brasil y Argentina. Pese a las limitaciones existentes y que han obligado al Gobierno a extremar recursos para detectar y explotar nuevos pozos gasíferos, los hechos reales no son los más promisorios, por lo mismo se destaca el hecho de que "hay suficientes razones para incentivar la búsqueda de gas para poder equilibrar los desfases que en este periodo puede alterar la disminución del producto para exportarlo"




Se recuerda con insistencia que en los años transcurridos, (más de una década) el país recibió una cifra millonaria de ingresos, más de 35 mil millones de dólares que sin especificaciones justificables hasta el presente, no sirvieron para cambiar la matriz productiva nacional. no se logró utilizar esos recursos para diversificar la economía, implementar la industrialización y dejar de ser dependientes del extractivismo de nuestras materias primas no renovables, hidrocarburos (gas) y minería.

Algunas esperanzas

Profesionales de la materia reconocen que el ritmo de la expansión de nuestra economía ha disminuido, aunque algunos organismos internacionales manejan pronósticos favorables que mencionan un crecimiento por encima del 4 por ciento. A nivel oficial se insiste en que el PIB alcanzará ésta gestión 4,5%. La anterior estuvo entre 4.22%, pero la alternativa política funcionó hacia el límite que permite pagar doble aguinaldo, aunque en los hechos la realidad financiera no estaba en tal límite. Para ésta gestión el ministerio de finanzas tiene un estimado de 4,5% de crecimiento, mientras los organismos externos insisten en sólo un 4%.

Hay una forzada posición en las cifras del nivel oficial que no reconocen la desaceleración financiera que confronta actualmente el presupuesto nacional y los déficits que se arrastran de anteriores gestiones, en las cuales no se aprovecho la bonanza de ingresos al punto que seguimos en el modelo de simple extracción de materias primas no renovables sin definir una política de renovación que haga posible el salto a la industrialización, especialmente del producto minero que pueda ser rescatado, porque en el rubro de hidrocarburos y gas, las perspectivas no son muy halagüeñas.

Reglas claras

En materia de finanzas públicas el Gobierno presenta datos macroeconómicos mostrando un crecimiento de la economía a partir de elevarse el Producto Interno Bruto (PIB) de forma nominal en la gestión 2018 y que alcanzó a 40 mil 581 millones de dólares, lo que constituiría una base para el movimiento del PIB en la gestión en curso. Se destaca además la última estimación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que predice un crecimiento en el orden del 4 al 4.3 por ciento, para la presente gestión, que podría elevarse si de manera circunstancial se dieran condiciones apropiadas en el rubro de las exportaciones, tomando en cuenta las tradicionales, gas y minerales.




Sin embargo en criterio de empresarios y economistas, hay necesidad de innovar ciertas características de nuestra economía que requiere de "reglas claras de juego" previsibles para las inversiones y la seguridad jurídica que reclaman los sectores privados para movilizar sus capitales, teniendo seguridad de su protección y de las opciones de impuestos correctos, incentivos a la producción y un crecimiento paralelo de la inversión pública para fortalecer las iniciativas de nuevos emprendimientos mineros y el avance estructural hacia la industrialización del sector, un paso importante para disminuir la dependencia del sistema extractivista.

En el actual proceso electoralista y cuando el tiempo se achica, el electorado espera propuestas concretas sobre materia económica, más allá de las que se mencionan como mega proyectos, sabiendo que los casos del litio en los salares de Uyuni y Coipasa, son irreversibles en su cumplimiento, como también lo es el de hierro en el Mutún, por lo mismo lo que se desea conocer son planes para la minería que debe ser prospectada, explorada y que se convierta en el sistema coyuntural de sostenimiento de la economía nacional, con fuentes de empleo seguras y con rendimiento objetivo de utilidades, impuestos y regalías que sean producto del buen uso de la riqueza minera nacional, que menos mal, todavía está bajo custodia y a la espera de su racional explotación.


Comentarios