Oruro precisa inversiones para reactivar su minería

Varios estudios realizados sobre la realidad orureña, especialmente su desarrollo y en esa dirección la sostenibilidad de su economía coinciden en reconocer que el principal rubro generador de ingresos fue la minería y utilizamos el tiempo pasado, porque en el presente, en Oruro se sabe que la minería no funciona desde hace más de una década, pues no se han habilitado nuevos yacimientos en el sector estatal, ni siquiera se han concretado planes para diversificar la extracción de más minerales en los yacimientos tradicionales, tal el caso de Huanuni y otras minas, donde el agotamiento minero es evidente. 


Desde el sector mediano privado es prácticamente nula la inversión de capitales, debido especialmente a la falta de condiciones legales que proporcionen seguridad jurídica para disponer capitales y tecnología, un aspecto en el que no se ha trabajado muchos años y por lo mismo, no hay atisbos de inversión, aún sabiendo de la existencia de potenciales reservas mineras.

Sencillamente no se adoptan planes concretos para ejecutarlos hasta su concreción, es el caso de dos proyectos de prospección y exploración que mencionan autoridades locales y los avala el Gobernador, Negrillos y Pacocagua, en el municipio de Sabaya, donde se presumen depósitos de plata y zinc, tan importantes como los que explota San Cristóbal en Potosí.

En la práctica, ese anuncio es repetitivo desde hace mucho tiempo, tanto que parecería haberse agotado la instancia de reclamo para mejorar y asegurar el apoyo financiero que requiere ese proyecto de tanta importancia por la comparación hecha con San Cristóbal, el proyecto más importante de la minería (privada) nacional.




Los expertos y con razón muestran extrañeza frente a la posición de las autoridades, las de minería por supuesto, que no encuentran el camino para reactivar la minería nacional e impulsar la departamental, a sabiendas de la existencia de interesantes reservorios mineros, sólo como los que menciona el Gobernador, sin tocar otras alternativas no menos importantes, digamos Coipasa y el litio.

Pese a las limitaciones existentes, el poco presupuesto para encarar planes de prospección y exploración, la minería estatal, reconocida como tradicional, sigue rindiendo y generando regalías mineras, con un monto de casi 40 millones de bolivianos en los primeros 5 meses del año, lo que sirve para atender medianamente los proyectos en curso, sin que pueda disponerse de más recursos para imponer un verdadero programa de reactivación de la minería departamental.

Los distritos mineros de Oruro siguen operando, como dicen los mineros "arañando las vetas" y hay resultados interesantes, como el caso de Huanuni que el mes de mayo pasado aportó con 2,9 millones de Bs.- Antequera logró un monto de 2.1 millones y Poopó que arrojó 1,4 millones de bolivianos. Con el ritmo productivo actual, se espera que al cierre de gestión, las regalías mineras estén bordeando los 100 millones de bolivianos, demostrando en todo caso que la minería sigue siendo sostén de nuestra economía y que podría superarse con resultados favorables si hubiera empeño y voluntad de las autoridades para impulsar nuevos proyectos mineros, atrayendo inversiones externas de magnitud, como las que necesita una minería renovada.

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