La minería no funciona con buenas intenciones requiere de fuertes inversiones y mucho tiempo

El tema es recurrente y su solución es indiferente para las autoridades
No se puede evitar el empleo de fuerte inversión y moderna tecnología


Varios expertos en temas de minería, exautoridades del ramo en pasados gobiernos, observadores del largo proceso de dificultades por el que transcurrió el sistema, sin encontrar una solución operativamente factible para su despegue, señalan coincidentemente que "hay mucho por hacer en minería, pero no hay con qué", "hay ausencia de una política minera metalúrgica nacional y faltan definiciones que revitalicen el sector", "la minería no es cuestión de buenos deseos, necesita dinero y tiempo".

Lo cierto es que transcurren muchos años y la minería sigue estática en la última década y algo más, no hay ni un solo emprendimiento minero de importancia que permita vislumbrar una nueva oportunidad de relievar un proyecto que constituya seguridad operativa de buenos años y fuente laboral para centenares de trabajadores, con beneficio multiplicador para sus familias, pero sobre todo con generación de recursos para emprender proyectos sociales en gobernaciones y municipios.

OPORTUNIDADES PERDIDAS

Se han desaprovechado interesantes periodos en los que el precio internacional de minerales permitió buenos ingresos a la minería en general, pero con la diferencia de que, en el sector estatal, no se adoptaron medidas convenientes, por ejemplo, para crear un fondo de reserva que permita sortear tiempos críticos en periodos de "vacas flacas". No se hizo tampoco nada importante para utilizar de manera práctica recursos provenientes de la minería, para financiar tareas de prospección y exploración, sabiendo que estas obligaciones son ineludibles en la minería de avanzada para consolidar proyectos de verdadera renovación.

La minería privada, incluyendo la denominada "chica", han hecho algunos avances para su sostenimiento, especialmente en inversiones tecnológicas para mejorar las condiciones de extracción de minerales y aumentar los volúmenes de producción, cosa que en el otro frente (estatal) no se han aprovechado los ingresos, al extremo de existir proyectos de larga data sin funcionamiento, como Karachipampa o la situación de Huanuni y su ingenio construido con importante inversión y que no funciona por falta de agua. 


El sector minero estatal se mantiene gracias a la providencial riqueza de sus yacimientos, como el Posokoni en Huanuni o el caso favorable de Colquiri, donde sin embargo en ambos casos hay necesidad de diversificar operaciones para garantizar un periodo más de rendimiento en la producción de concentrados. Huanuni tiene un nuevo ingenio que no funciona más de dos años de haber sido entregado; en Colquiri se construirá un ingenio que mejorará su rendimiento.

El sector de las cooperativas mineras se mantiene en función a la gran cantidad de "asociados" en el sistema supuestamente practicado respondiendo a la doctrina de cooperación solidaria, aunque en los hechos se ha observado que existen empresas mineras particulares con una directiva de dirección, pero con muchos trabajadores asalariados, desvirtuando el sentido cooperativista. Su producción es interesante, aunque podría superarse con asesoramiento técnico profesional.

PLANES INEFECTIVOS

En el Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM) se han hecho anuncios sobre la elaboración de más de un "Plan Sectorial de Desarrollo Minero", pero su aplicación no ha surtido efectos, pues la minería y metalurgia dependiente de esa cartera de Estado no ha dado los frutos deseados, la falta de nuevos yacimientos mineros frena las perspectivas planificadas para impulsar la actividad minera, con nuevos proyectos que signifiquen consolidar emprendimientos convertidos en fuentes de empleo masivo, recuperación y giro de inversiones, además de permitir que la nueva minería se consolide como una fuente alternativa de ingresos para la economía y el desarrollo sostenible del país, pensando de manera concreta en la declinación de las reservas de hidrocarburos y el gas, en función de una realidad inobjetable en el uso de nuestros recursos naturales.

En el caso de la minería, señalan los entendidos, existe un potencial "oculto" en diversos sectores de la geografía nacional, el mismo que tiempo atrás ha sido detectado por vía satelital, aunque no específicamente señalado, por lo que es imperiosa la tarea de prospectar y explorar los nuevos yacimientos, un proceso que indudablemente implica mucha inversión y bastante tiempo. El problema sectorial es que, en materia de inversión minera, los montos pueden ser altos y los resultados impredecibles, si es que no se han adoptado medidas técnicamente operables y de cierta valoración efectiva, por lo mismo gasto y tiempo son parte de la incertidumbre en tanto no se observe el producto en peso y cantidad.

MEDIDAS DE APOYO

La minería privada se mantiene vigente, crece en función a planes técnicos de constante renovación, mientras no sucede lo mismo en el caso de la minería estatal, limitada a presupuestos restringidos que no permiten el desarrollo de proyectos técnicos, limitándose las actividades a la extracción de las reservas que paulatinamente van disminuyendo, no hay otra lógica y las autoridades saben la consecuencia, pero no se preocupan de encarar la definición de una estrategia de renovación, con nuevos yacimientos, lo que implica fuertes inversiones, las que muy bien podrían ser captadas a nivel internacional, como sucede en países vecinos, donde las condiciones son apropiadas para atraer capitales y garantizar las operaciones, con regulaciones de seguridad y facilidades de expansión y sostenibilidad.

En nuestro medio, más de una vez se han mencionado proposiciones de algunos inversionistas extranjeros, privados o estatales, dispuestos a invertir en exploración minera, lamentablemente la carencia de normativas que otorguen seguridad jurídica ha alejado esas pocas opciones.

Solo se concretan paulatinamente algunas inversiones extranjeras, en los megaproyectos del litio en el salar y del hierro en el Mutún, aunque no es desconocida la posición de algunos entendidos observando ciertas falencias en la concreción de esos importantes contratos para industrializar litio y hierro, que, para decirlo de manera especial, no son las únicas alternativas de la minería boliviana. Hay mucho por explorar y habrá bastante por explotar, una vez que se defina la reestructuración de una renovada minería y metalurgia nacional.

FUENTE La Patria

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